GUANAJUATO

Este pequeño pueblo está declarado Patrimonio de la Humanidad, y no nos extraña nada. Sus calles empedradas, las casas de colores y las cuestas que acaban en preciosas iglesias, su gran universidad o, subiendo un poco más, un mirador donde contemplar todo su paisaje. Todo ello hace que tenga un encanto especial.

Cuando fuimos coincidimos con el Festival Cervantino, esta fiesta lleva celebrando más de 50 años. Comenzó con la interpretación de Los Entremeses de Cervantes, y ahora se ha ampliado a una fiesta que dura 20 días (luego nos dicen que San Fermín dura mucho porque son 9 días), tienes puestos de comidas por todas las calles, conciertos, representaciones teatrales, actuaciones de payasos y mil actividades más. Nosotros fuimos sin planearlo, pero realmente nos lo pasamos genial.

Para ver unas maravillosas vistas panorámicas de toda la ciudad subimos al Monumento a Pípila (insurgente en la Independencia de México). Despúes de subir muchas, pero muchas escaleras, llegas a un mirador donde puedes ver toda la ciudad. Y hacerte una foto con la estatua de este famoso personaje.

Antes de subir aquí intentamos subir a unas minas por un camino «montañoso» del que tuvimos que huir porque al llegar a la cima no veíamos nada, y además a Ian le atacó una hormiga (sí, una hormiga) y se le quedó dormida toda la pierna. Hay que tener en cuenta que aquí las hormigas son bastante más grandes, rojas y muerden.

Merece la pena venir a Guanajuato a perderse algún día por entre sus calles. Puedes visitar el Callejón del Beso, donde la leyenda cuenta que, en una estrecha calle donde casi se tocaban dos balcones, la hija de un rico se enamoró de un español pobre y trabajador, y estos quedaban a las noches para besarse de un balcón al otro. Hasta que el padre se enteró, advirtió a su hija de que dejara de verse con ese hombre, ella lo ignoró y una fatídica noche el padre atravesó el abdomen de su hija con un cuchillo causándole la muerte.

El centro de la ciudad es una zona muy concurrida, con infinidad de bares, plazas con terrazas, la zona de la universidad tiene mucho ambiente,  y hasta hay un par de edificios donde ponen unos mercados espectaculares. También está el Museo de las Momias, donde hay infinidad de muertos momificados, u otro tipo de museos donde revivir las batallas de la independencia de la zona.

Para los más aventureros, hay minas antiguas en lo alto de las colinas que se pueden visitar y conocer la historia de los mineros de Guanajuato.